Acrílico y óleo
115 x 90 cm
Siempre quise aprender de aquellos que no tenían miedo, pero es algo con lo que nunca pude. A pesar de las piedras que la vida nos pone en el camino, solo me quedó curar el corazón y permanecer donde siempre debí quedarme. Donde el mundo se para cada vez que voy, pero la vida sigue.
Ángela Lanchares Baeza
Navas de Oro (Segovia), 1999
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